viernes, 14 de marzo de 2014

PENDIENTES DE UN NÚMERO

En mi comunidad, esta quincena es época de prematriculación de segundo ciclo de infantil (parvulario, vamos). Es una época de dudas, de insomnio, de miles de preguntas sin respuesta. A la angustia de decidir el tipo de educación que quieres dar a tus hijos, cual va a ser su formación religiosa, donde quieres que la obtenga, ... a estos aspectos se suma la suerte. Sí, la suerte.

En Cataluña, la escolarización no es obligatoria hasta los 6 años aunque prácticamente nadie aboga por esa opción, nadie se arriesga a perder la plaza para primaria.
Porque en mi ciudad las plazas en las escuelas más solicitadas son un tesoro incalculable. Los colegios más exitosos se están llenando de alérgicos, donde antes teníamos 2 o 3 por linea, ahora hay 13. ¡TRECE! Simplemente porque una alergia alimentaria da más puntos para entrar. Los médicos firman certificados a niños sabiendo que el alimento maldito no se da en los colegios (léase kiwi o marisco) o que la alergia es probable que esté presente únicamente en los años de educación infantil (no obligatoria, vuelvo a repetir), pero la avalancha de padres desesperados por escolarizar en el centro de preferencia les desborda.


El centro de preferencia, ese objetivo, la meta final. Recuerdo haber pasado por delante miles de veces, imaginando como Osezno entraba por la puerta, feliz, con su mochila.
Aún me veo revisando las listas una y otra vez, haciéndoles fotos para mirarlas en casa, desear con todas mis fuerzas que no se llenaran las plazas reservadas a Educación Especial porque que se ocuparan nos podía hacer saltar y enviarnos a un centro con el que no teníamos nada que ver. ¿Podeis imaginar la angustia que eso supone?

Dudas, dudas, dudas. Noches de insomnio. En un lado de la balanza lo que queríamos para nuestros hijos, en el otro las posibilidades reales de obtenerlo. ¿Arriesgar? ¿Ir a un centro que no me convence tanto a cambio de asegurar la entrada? ¿Aceptar una educación religiosa/laica a cambio de olvidarnos del resultado del sorteo?

Porque señores, esto es un sorteo. Decidir donde van a pasar tus hijos la mayor parte de su vida, decidir donde van a encontrar sus mayores amistades, quien va a estimular o arruinar su curiosidad, donde van a crear buena parte de sus recuerdos de la infancia, quien va a formarles. Aspectos tan importantes y básicos que deberían ir en consonancia con la manera de educar en casa para que el trinomio escuela-familia-sociedad fuera a la una. La realidad es que dependen únicamente de la diosa Fortuna.

Yo no soy pedagoga. Pero quizás los encargados de gestionar la educación deberían consultar con alguno y valorar la realidad.
Colegios vacíos a metros de otros con el triple de solicitudes que de plazas. Padres que renuncian a sus criterios educativos para no sufrir. Padres que sufren durante meses.
Replanteemos las cosas. Algo no funciona en una sociedad en que a la educación no se le da la importancia que merece.
Educar a los niños es invertir en el futuro. Y para hacerlo, dejemos que los padres escojan lo que creen que es mejor para sus retoños, no lo que es más factible.



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