viernes, 28 de marzo de 2014

SÍMBOLOS

He perdido mi amuleto.

Sé que es una soberana estupidez, que no es más que una pieza de cerámica sin ningún poder real. Pero era mi talismán.

Dicen que cuando pierdes un objeto de buena fortuna es porque ya no lo necesitas. No es cierto.

Lo necesito igual que necesitaba a un padre que se fue demasiado pronto, a un abuelo que era mi pilar o a una madre que nunca estuvo.

Necesito símbolos porque en mi vida real me faltan apoyos. Necesito notar la piedra fría en mi mano y saber que hay algo real, tangible y eterno que no me falla.

No recuerdo bien como llego a mis manos. De Galicia creo. Tierra de meigas.
Si no me equivoco fue un regalo de alguien que en aquel momento me apreciaba y que ahora no consigo recordar. Fantasmas del pasado.

Me ha acompañado durante años, en exámenes, en mi boda, en los partos de mis hijos, en miles de decisiones difíciles.

Ha sobrevivido a centenares de caídas, a un lavado accidental, a mis manos desgastándolo. Al final no ha logrado resistir las manos curiosas de mis hijos.

Sé que es absurdo, ridículo e infantil. Pero hoy lloro a un pedazo de cerámica.

jueves, 27 de marzo de 2014

SEXO EN JUEVES (VIII): PIEDRA

Es tarde. El sol ya se está poniendo. ¡No llego!
Me embuto en mi abrigo y sigo corriendo, desafiando el viento y la fina lluvia que me va calando poco a poco.
Giro la esquina y veo la puerta del taller entreabierta, no hay luz. Debe estar a punto de irse.
Entro sin pensar, sin dejar de correr.
Silencio.
¿Ya se ha marchado? ¿Se ha dejado la puerta abierta?

No, ahí está.

Una única luz ilumina el centro de la sala. La piedra desnuda. Polvo en sus manos.

Él está ahí, parado. Contemplando como avanza su obra.
Hace tiempo descubrí que me encanta verlo trabajar. Sus manos fuertes acarician la fría roca y crean arte, es casi como si modelaran vida.
Está de espaldas, es alto, delgado pero fuerte. Lleva su pelo oscuro recogido en una coleta que le llega a media espalda. No me ha oído entrar.
Me recuesto sobre la pared. En mi rincón está oscuro. Me quito el abrigo mojado y lo dejo en el suelo, despacio, sin hacer ruido. Voy a contemplarle un poco más.

Un momento. Alguien llega.
Un bellezón rubio.
Entra directamente, como una ráfaga de viento. Se planta a su lado y susurra en su oído.
Él se gira y se quita la máscara. Sonríe y la besa.
Un beso largo, húmedo, caliente.
Ella descorre la cremallera de su chaqueta. No lleva nada debajo.
Él no duda en hundir la cara entre sus pechos y recrearse en sus pezones.

La escena es terriblemente excitante. no debería mirar, pero no puedo apartar los ojos.

Se desabrocha el mono de trabajo y admiro su desnudez y su potente erección.
Con un ligero movimiento, sin apenas esfuerzo, levanta a la chica y la sube a la mesa de trabajo, justo al lado de su obra.
Y entierra la cabeza entre sus piernas.

Desde mi rincón tengo una perspectiva perfecta. Veo como su lengua recorre su clítoris, como sus manos trabajan sin descanso, saliendo y entrando de su cuerpo, con hambre de su sexo.

La humedad recorre mis piernas y empiezo a masturbarme viendo la escena. Clavo mis dedos en mi propia carne mientras imagino que soy yo la que está tumbada gimiendo.

Se levanta. Mira hacia donde estoy yo. No puedo ver su cara, que queda en la penumbra.

Coge a la chica y la tumba de espaldas sobre la mesa.
La penetra despacio, recreándose en cada movimiento. Ella se agarra a la mesa, pidiendo, suplicando que la penetre con fuerza.
Él sigue mirando en mi dirección.

Me he quedado helada. ¿Me ha visto o únicamente es mi imaginación?

La está haciendo sufrir, despacio, con intención. Ella se mueve buscando profundidad, tanteando con su cuerpo lo que él le está negando.
De golpe su ritmo cambia, ella grita, liberan toda su pasión. Oigo su orgasmo compartido.

No me atrevo ni a respirar. Quieta en mi rincón.

La chica le da un beso ligero en los labios, le dice algo y se va.

Él sigue allí, desnudo, aún erecto y mirando hacia donde estoy yo.

Oigo la puerta cerrarse.

Viene hacia mí. Estoy bloqueada, no puedo moverme ni hablar, estoy tan quieta como la piedra que reposa en el centro del taller.

Se arrodilla y baja mis bragas húmedas.
Manos, labios, lengua. Le siento dentro de mí.
Deshago su coleta y hundo mis dedos en su pelo, marcando la intensidad con mis manos.
Él sigue mis instrucciones, sin mediar palabra, escuchando mis movimientos.

Un escalofrío recorre mis piernas y tengo que agarrarme para no caer.

Se levanta, sonríe y guiñándome un ojo susurra "la próxima vez, únete".



Sexo en jueves es un carnaval organizado por Mother Killer para expresarnos sexualmente.  
Para participar, no tenéis más que enlazar el link de vuestra propuesta en el InLinkz que figurará al final de cada entrada semanal de su blog, poniendo el nombre que queréis que aparezca en la misma (por ejemplo, el nombre de vuestro blog). También podéis enviar una mención a @mother_killer con la etiqueta #SexoenJueves o enviar el enlace a info@motherkiller.com  LOS JUEVES ANTES DE LAS 24:00H

miércoles, 26 de marzo de 2014

YO LO VALGO?

Se nos dice que debemos valorarnos nosotros mismos, que no importa lo que los demás piensen mientras nosotros sepamos lo que valemos.
Pero no es cierto.
Al menos no exactamente cierto.

Valemos lo que los demás están dispuestos a pagar por nosotros. Da igual el precio en que nos tasemos si nadie está dispuesto a asumirlo. Necesitamos la apreciación del otro. En todos los ámbitos.
No debería ser así, pero lo es.
Vivimos en sociedad. Aceptamos sus absurdas normas. Las ajustamos a nuestra realidad, pero las acatamos en lineas generales. Porque necesitamos el reconocimiento del otro. Su mirada de aprobación. Su aprecio. Ellos son los que deciden nuestra valía.

Reconozco que mi campana es muy grande y resuena mucho. Lo sé. Lo acepto.
Pero mi entorno también lo sabe y debería cuidarla y no hacerla repìcar sin motivo.

Yo necesito más aprecio que los demás. Más demostraciones de afecto. Tengo que compensar el rechazo recurrente en mi vida.
Si me compras, compras todo el paquete.

Si me das la espalda, si no me valoras suficiente, si no me recuerdas que valgo la pena, corro el riesgo de olvidarme. Y llegan las dudas.

Dudo de si vale la pena.

Dudo de si vales la pena.

Dudo de si valgo la pena.


Hay días en que yo sola no puedo decirme lo mucho que valgo.

jueves, 20 de marzo de 2014

5

Cinco.

Toda la mano abierta.

Esa mano que se aferraba a mi dedo como si fuera a alejarme, sin que tú supieras que yo ya no podría soltarme jamás.
Esa mano que recorría mi cara, mis surcos, mi nariz, mi boca, ... explorando cómo era esa mamá que te había tocado en suerte.

La mano que agarraba la mía cuando dabas tus primeros pasos y que tardó 2 meses en soltarse del todo.
La mano que me sigues dando cuando duermes y necesitas saber que, tras la pesadilla, sigo a tu lado.

Una mano abierta, generosa, dispuesta a darlo todo. Y que aún tiene que aprender a recibir.
Una mano que dejó su huella en el barro, pero también en mi alma.


Cinco.


Cinco años ya desde que abriste tus ojos acerados.

Unos ojos curiosos, que no pueden contener las ganas de descubrir el mundo. Unos ojos que tienen mucho que aprender y mucho más que enseñar.
Unos ojos a los que no se les puede esconder nada. Tan limpios que traspasan cualquier barrera.

Los ojos más peculiares que he visto jamás, de un color cambiante. Como el tiempo. Como tú.


Cinco.


Ya no eres un bebé, ya no eres mi bebé.

Me discutes, me retas, me cuestionas. Y, aunque aún no puedo explicártelo, me encanta.

Debes tomar tus propias decisiones, seguir tus caminos, con tus aciertos y tus errores.
Papá y yo estaremos allí para recogerte y sanar tus heridas. Para recordarte que nunca debes rendirte, que eres más sabio de lo que piensas y más fuerte de lo que crees. Para darte alas, pero también un refugio al que acudir cuando lo necesites.


Cinco 


Hoy ya has abierto toda la mano. Veo como andas solo y poco a poco te vas alejando.

Solo espero que nunca olvides el camino de vuelta.


Felicidades cariño



miércoles, 19 de marzo de 2014

PADRES DE AYER, DE HOY, DE SIEMPRE

Cuando me hablan de padres no soy capaz de determinar a quien se refieren.

Mi padre. 
Figura protectora, responsable, no demasiado cariñosa, fuerte y estable. El que ahuyentaba (casi) todas mis pesadillas. Ese padre que siempre estuvo allí y que me fue arrebatado demasiado pronto.
Un padre que sigue presente en cada paso. Que forma parte de mi ser, de mi esencia.
A veces creo oler su perfume, una mezcla característica de colonia y tabaco negro. Ese olor que indicaba que estaba en casa o que justo acababa de marcharse. Curiosamente, una de las cosas que más fácilmente puedo recuperar de él.
Muchas veces escucho sus palabras (o lo que yo creo que diría) cuando me enfrento a situaciones difíciles, cuando tengo que lidiar sola con mi vida y sus trampas.
Le veo en cada estrella, en cada libro, en cada pluma. En esos objetos que irremediablemente traen a mi mente sus facciones y sus manos.
Hace demasiado que se fue. Una enfermedad terrible se lo llevo mucho antes de que lo incineraran.
Se que me está esperando.
Me aferro a lo mejor que me jamás me dijo: "serás una buena madre".


Mi esposo. El padre de mis hijos
Mi compañero, la persona que he escogido para recorrer juntos el camino. Para siempre. De momento.
No es sólo mi mejor amigo, es mi pilar, mi ancla. Sin él yo no sería yo, ni mis hijos serían tan maravillosos como son.
Él les educa, juega, protege, les ama por encima de todo. Muy por encima de lo que me ama a mí. Es un padrazo con todas las letras. Aunque no se da cuenta.
Es único, vibrante, el faro en el puerto. Se merece todo lo bueno que se pueda decir de él y aún así me quedaría corta.
Es el mejor padre que mis hijos podrían tener y eso no se lo podré agradecer suficiente por muy largo que sea el tiempo que tengamos destinado a pasar juntos.
Gracias.


Mis hijos. Futuros padres.
Osezno. Tan dulce, tan responsable. Protector de los débiles. ¡Y tan inseguro!
Será un padre excelente, aunque aún no lo sabe.
No pongo en duda que lo será. Aunque no llegué a engendrar hijos.
Tiene pasión por los demás, por ayudar, porque todo el mundo a su alrededor sea feliz. Ya es un padre. Aunque sea en miniatura.
Tan solo espero estar a su lado para recordarle, si es que se le olvida, que lo está haciendo bien.

Osito. Con una risa contagiosa. Es luz, brillo, desprende amor y libertad.
Será (si así lo quiere) un padre magnífico. Un padre lleno de juegos y aventuras, con el que trasnochar inventando historias bajo la colcha. Un padre que va a llenar su casa de luz y color.
Espero que nunca olvide que la vida es mejor con risas y yo procuraré estar allí para secar todas sus lágrimas en el momento en que aparezcan.


Pasado, presente y futuro.
Una linea temporal unida por un mismo concepto: padres únicos e insustituibles.




viernes, 14 de marzo de 2014

PENDIENTES DE UN NÚMERO

En mi comunidad, esta quincena es época de prematriculación de segundo ciclo de infantil (parvulario, vamos). Es una época de dudas, de insomnio, de miles de preguntas sin respuesta. A la angustia de decidir el tipo de educación que quieres dar a tus hijos, cual va a ser su formación religiosa, donde quieres que la obtenga, ... a estos aspectos se suma la suerte. Sí, la suerte.

En Cataluña, la escolarización no es obligatoria hasta los 6 años aunque prácticamente nadie aboga por esa opción, nadie se arriesga a perder la plaza para primaria.
Porque en mi ciudad las plazas en las escuelas más solicitadas son un tesoro incalculable. Los colegios más exitosos se están llenando de alérgicos, donde antes teníamos 2 o 3 por linea, ahora hay 13. ¡TRECE! Simplemente porque una alergia alimentaria da más puntos para entrar. Los médicos firman certificados a niños sabiendo que el alimento maldito no se da en los colegios (léase kiwi o marisco) o que la alergia es probable que esté presente únicamente en los años de educación infantil (no obligatoria, vuelvo a repetir), pero la avalancha de padres desesperados por escolarizar en el centro de preferencia les desborda.


El centro de preferencia, ese objetivo, la meta final. Recuerdo haber pasado por delante miles de veces, imaginando como Osezno entraba por la puerta, feliz, con su mochila.
Aún me veo revisando las listas una y otra vez, haciéndoles fotos para mirarlas en casa, desear con todas mis fuerzas que no se llenaran las plazas reservadas a Educación Especial porque que se ocuparan nos podía hacer saltar y enviarnos a un centro con el que no teníamos nada que ver. ¿Podeis imaginar la angustia que eso supone?

Dudas, dudas, dudas. Noches de insomnio. En un lado de la balanza lo que queríamos para nuestros hijos, en el otro las posibilidades reales de obtenerlo. ¿Arriesgar? ¿Ir a un centro que no me convence tanto a cambio de asegurar la entrada? ¿Aceptar una educación religiosa/laica a cambio de olvidarnos del resultado del sorteo?

Porque señores, esto es un sorteo. Decidir donde van a pasar tus hijos la mayor parte de su vida, decidir donde van a encontrar sus mayores amistades, quien va a estimular o arruinar su curiosidad, donde van a crear buena parte de sus recuerdos de la infancia, quien va a formarles. Aspectos tan importantes y básicos que deberían ir en consonancia con la manera de educar en casa para que el trinomio escuela-familia-sociedad fuera a la una. La realidad es que dependen únicamente de la diosa Fortuna.

Yo no soy pedagoga. Pero quizás los encargados de gestionar la educación deberían consultar con alguno y valorar la realidad.
Colegios vacíos a metros de otros con el triple de solicitudes que de plazas. Padres que renuncian a sus criterios educativos para no sufrir. Padres que sufren durante meses.
Replanteemos las cosas. Algo no funciona en una sociedad en que a la educación no se le da la importancia que merece.
Educar a los niños es invertir en el futuro. Y para hacerlo, dejemos que los padres escojan lo que creen que es mejor para sus retoños, no lo que es más factible.



miércoles, 12 de marzo de 2014

NO SIN MI TETA

De todos es conocido que la mente es muy poderosa. Los médicos hace años que conocen el efecto placebo y hay toda una filosofía de vida basada en el pensamiento positivo.
Sea por una capacidad real de la mente para gestionar el cuerpo o simplemente por el cambio en el estado de ánimo, la felicidad mejora los síntomas.
Y su falta los empeora.

Cuando algo sale mal, todo nos sale mal. Los problemas se acrecientan y estamos más vulnerables ante las enfermedades comunes.

¡Enfrentarse a un cáncer es durísimo! Para el afectado y para todo su entorno.
No solo por la fortísima medicación que conlleva, también por el miedo. Miedo al futuro, a recaer, a no superarlo, a las secuelas. Dolor físico y emocional. Mirar a la muerte a los ojos y decirle "aquí estoy y hoy no es mi día". Cada día. Por el resto de tu vida.

Superar una enfermedad así (no hace demasiado conocida como "el gran mal") es difícil, muy difícil.
En un caso como el de París y otras muchas mujeres, es necesaria una MUTILACIÓN para extirpar el tumor.

Es odiar tu imagen en el espejo. Es haber superado lo impensable y no reconocerte. Es no saber donde está tu cuerpo.

La reconstrucción mamaria debería ser inmediata. Nadie debería sobrevivir a tanto dolor y ver que falta una parte de su cuerpo.
La felicidad y la autoestima son parte de la recuperación.

El día que nuestros gobernantes lo entiendan, quizás podamos decir que nos dirigen personas y no buitres.

NO SIN MI TETA


No sin mi teta es un carnaval de blogs reivindicativo. Reivindicamos el derecho de las mujeres operadas de cáncer de pecho a una reconstrucción inmediata. Y que cuando la reconstrucción inmediata no sea posible debido al tratamiento, que la reconstrucción no dependa de una lista de espera que en muchos casos es excesivamente larga. No es un capricho, es un derecho y una necesidad, pues el verse mutiladas dificulta la recuperación psicológica necesaria tras la física.
Más información: http://diario-de-un-embarazo.blogspot.com.es/2014/03/no-sin-mi-teta-es-mi-derecho.html

viernes, 7 de marzo de 2014

2.0

Entré en el 2.0 hace relativamente poco, de puntillas, sin hacer ruido. Observando al principio para ir entendiendo sus normas implícitas y decidir si iba a jugarlas.

Enseguida descubrí la liberación que supone para los que somos tímidos poder escuchar conversaciones ajenas, opinar o matizar y lo enriquecedor que podía llegar a ser.

Pero también tenía su cara B. Las expresiones lanzadas al aire tienen el efecto de una bomba, reaccionando quien no debería o malinterpretandose a la velocidad del rayo. Es difícil expresarse en 140 carácteres, sin feedback directo en un post o cuando sabes que te está leyendo tu abuela. Así que nos parcelamos, mostramos sólo una de nuestras caras. Como leí una vez "nadie es tan feliz como en Facebook ni tan triste como en Twitter" (o algo así).

Pensé que sólo era cuestión de encontrar mi sitio. Pero no era tan fácil.
Soy compleja.
Como todos.
Pero no acababa de encontrar esa complicidad, esos matices, ese "soy madre", pero también esposa, mujer, trabajadora, ... Tengo aficiones y también cosas que me desagradan, algunas me apetece compartirlas, otras no.

Encontré grupos de madres blogeras. Pero no.
De hecho conozco a una muy muy cercana. Pero no.
Los comentarios en los posts de las blogstars sólo tenían respuesta si eras de "su pack" y su visión de la vida incluía siempre lo fantástica que es la maternidad.
Sí, pero no.

Yo no siempre adoro a mis hijos, hay momentos en los que me gustaría desaparecer con Papá Oso en una isla caribeña y recuperar mi figura, hay momentos en los que deseo encontrar el botón de Off (o al menos el del volumen), les adoro, pero me agotan. No siempre todo es de color de rosa.

Entonces llegaron ellas, las Malas Madres.
Enseguida me afilié. Alejadas de la imagen de madre perfecta que nos quieren vender y dispuestas a reirnos de nosotras mismas.
Pero llegó #LaParty y los grupos de blogstars que se conocen y quedan para encontrarse. ¿Y yo? ¿Qué pinto ahí?
Tampoco era mi sitio. Además seguía faltándome algo,  aunque no sabía que era

Y apareció Mother Killer y su carnaval. Y con ella las mazorcas.
Ahí encajaba más.
No sólo encajaba, sinó que me aceptaron. A mí, una don Nadie sin blog. Que no entra en las guerras 2.0
Una recién llegada.

Con ellas me he reído más que con nadie en este mundillo. He compartido mi blog "secreto". Y he debatido aunque no haya una cerveza delante.
Han respetado mi decisión y nadie ha confesado que yo también participo en #sexoenjueves. Y sé que no lo harán.
Porque valen la pena.
Porque son mamás 2.0
Porque quizás, sólo quizás, por fin haya encontrado mi sitio.

Hoy el post va por vosotras, mazorcas.

martes, 4 de marzo de 2014

NEGOCIACIÓN

Jamás nadie había criticado mi forma de educar. Nunca.
Supongo que tiene que ver con que yo respeto las opciones ajenas y no doy pie a que nadie cuestione a mis cachorros (Mamá Osa es mucha Mamá Osa).
Pero, como todo, ese día tenía que llegar.


Considero que los niños tienen mucha más capacidad para negociar y ser autónomos que la que los adultos queremos darles. Para poder desarrollarla necesitan tiempo, oportunidad y coherencia.

Por ejemplo,  para merendar osezno come un bocadillo, una pieza de fruta y un yogurt,  y yo como madre considero que ya está bien. Pero él me pide un donut de chocolate porque "tiene mucha hambre".
En ese punto yo tengo varias opciones. 
A- Imponer mi visión de adulto diciendo que no, que ya ha comido bastante y que en un par de horas cenará.
B- Darle el donut y lo que me pida, aun a riesgo de que no coma después.
C- Negociar.

En mi caso escojo la C.
"Te compro el donut, pero en un par de horas cenamos y tienes que comer"
Su respuesta suele ser "¿qué hay de cena?" y en función de la respuesta escoge.
Si decide merendar un poco más, sabe que hemos pactado terminarse también la cena.
En casa nadie obliga ni prohibe comida, pero sí tenemos ciertas normas. Hay que probarlo todo por si acaso hoy nos gusta. Si hemos pactado y no se come se queda para el día siguiente.

Es un método que en mi casa funciona. Osezno toma decisiones (cosa que creemos muy importante) y, al mismo tiempo, es responsable de ellas (más importante si cabe).
Creemos que es un paso importante para su autonomía y es de las cosas que vale la pena enseñarle.

Por supuesto, sería mucho más cómodo decidir nosotros como adultos de manera unilateral.
Él no tendría ninguna responsabilidad y, seguramente, todo sería más rápido y evitaríamos discusiones.

Pero educación no es comodidad. Ni ausencia de conflictos. Los conflictos son buenos. Nos ayudan a crecer. A enfrentarnos  a otros puntos de vista. A defender nuestras opiniones e intereses. A crecer.

Hoy he sido cuestionada por ello.
Hoy me he visto obligada a reflexionar.
Hoy me reafirmo.
Creo que el esfuerzo vale la pena.