lunes, 27 de enero de 2014

LOBAS CON PIEL DE CORDERO

Siempre he dicho que no volvería por nada del mundo al instituto.
Como os podéis imaginar, yo no estaba en el grupo de los populares precisamente. Siempre me gustó estudiar, pero como no soy muy lista, no entraba en el grupo de los empollones. Tampoco era friki, ni pringada, ni solitaria, ni... vamos, que yo no era nadie.
Teniendo en cuenta que cada 3 años como máximo me tocaba cambiar de escuela y que siempre he sido tremendamente tímida, para cuando tenía una etiqueta ya me tenía que ir.  Básicamente, yo era invisible.

Guardo buenos recuerdos de esa época, no vayáis a pensar, pero no; no volvería por nada del mundo y me alegro de haberla dejado atrás.

O eso creía yo.


El curso pasado Osezno entró en el cole "de los mayores" y descubrí que yo volvía al instituto.

El primer año fue fácil, todos estábamos asustados "¿dónde he metido a mi hijo?", "¿he acertado?", "y los otros padres ¿cómo son?". Todos andábamos con pies de plomo y nos acercábamos unos a otros con sutileza buscando conocer las reglas del juego.

Pero el segundo año... ¡ay el segundo año!. Las normas ya se han establecido, y si no encajas no encajas morena. Los padres más afines han hecho grupos, obviando a los demás y, por supuesto, a sus hijos.
Los padres no me preocupan. Vamos, no creo que nadie lleve a sus hijos al colegio pensando en hacer nuevos amigos. Pero ¿qué pasa con mis cachorros?.
De golpe aparece el miedo. ¿Si yo no encajo, encajarán ellos? ¿y si no le invitan a las fiestas? ¿y si cambian de parque sin avisar? ¿y si por no verme a mí no nos avisan? Y eso, señores, os aseguro que pasa.

En mi cole hay un grupo de padres (de acueeerdo, más madres que padres) que son los que deciden si el viernes se va al parque o al chiquipark (aunque haga un sol espléndido), qué niños van a venir a merendar a casa y cuáles no, incluso qué extraescolares van a tener éxito.
Esos padres son los populares del instituto, los que llegan al colegio como si fuera suyo y marcan las pautas que los demás deben seguir.
Si con 15 años ya era difícil lograr entrar en su grupo ahora es mucho peor. No sólo deseas con más ganas que nunca el ser aceptado (tus cachorros valen ese esfuerzo y mucho más) sino que la tecnología ha traído una dificultad añadida con la que no contabas: los p#*! grupos de Whatsapp. Ahora puede parecer que te aceptan porque te han incluido en el grupo del cole. Incluso en un grupo más reducido de "amiguitos", pero ¡ay! resulta que estos grupos se van subdividiendo y nadie te avisa y empiezan las quedadas "clandestinas" de padres de las que te enteras cuando tus churumbeles están solos en el parque y no sabes donde se han metido los demás; los disfraces de carnaval en los que todo el grupo va de vaquero y tu hijo de abeja maya; el reparto de entradas para la función de teatro que sus cachorros van a imitar durante 3 días y de la que tu hijo no ha oído hablar.

Y entonces él te mira con sus grandes ojos muy abiertos para preguntarte "mamá, ¿por qué no están aquí mis amigos?" y lo único que puedes contestarle es "no lo sé cielo, pero yo estoy contigo".



No hay comentarios:

Publicar un comentario